Tras 28 días de trabajo de campo en Wuhan (China), la Organización Mundial de la Salud da a conocer su esperado informe de sobre el origen del virus.

Redacción: EFE y FarmaDo


A más de un año del anuncio oficial de la pandemia provocada por el COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) da a conocer de manera oficial cuatro posibles teorías sobre la aparición del coronavirus en humanos, sin descartar ninguna del todo, por lo que es necesario proseguir la investigación.

El informe considera “muy probable” que el virus llegara al ser humano procedente de un animal que presenta coronavirus muy parecidos (quizá un murciélago o un pangolín), pero no directamente, sino a través de uno o varios animales intermedios. Esto porque los expertos consideran que la distancia evolutiva entre uno y otro virus es de “varias décadas”, lo que sugiere un “eslabón perdido”, posiblemente variaciones formadas en otros animales antes que en el hombre. En contra de esta teoría está el hecho de que no se han encontrado evidencias de SARS-CoV-2 en muchos de los animales domésticos y salvajes criados en granjas de China.

Por otro lado, los hallazgos no han considerado la posibilidad de una liberación “voluntaria” del coronavirus, ya descartada anteriormente por otros expertos tras analizar el genoma del SARS-CoV-2. El informe señala que, en su momento, tres laboratorios de Wuhan estudiaban coronavirus bajo altos niveles de bioseguridad, los cuales no reportaron incidentes y que ningún genoma en ellos era idéntico al SARS-CoV-2. Esto apunta a que es “altamente improbable” la teoría del origen de la pandemia en un laboratorio, concluye el informe.

Otra de las teorías que se suma es la transmisión directa desde un animal al hombre. El documento añade que, aunque en algunos países los seres humanos llegan a consumir murciélagos o pangolines, no hay evidencia directa de transmisión del coronavirus de esta forma, ni se detectó carne de ellos en los mercados de Wuhan.

La última es el contagio a través de la cadena alimentaria, quizá por comida congelada que podría incluso provenir de países diferentes a China. La OMS admite que China tuvo en 2020 rebrotes del COVID-19 relacionados con carne congelada procedente de otros países, y se ha comprobado que ese y otros coronavirus pueden sobrevivir en temperaturas bajas. También mencionan diversos estudios de aguas residuales en países como España o Italia, que detectaron presencia del SARS-CoV-2 antes de diciembre de 2019, cuando se registraron los primeros casos en Wuhan. No obstante, el estudio indica que su concentración en alimentos congelados es muy baja y que sería muy extraño que el virus circulara ya en la cadena alimentaria antes de que se hubieran detectado grandes brotes de transmisión entre humanos.

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