¿A quién le está comprando realmente el cliente y qué implica esto? A continuación, arrojamos luz al respecto.

La transformación digital ha propiciado que el modelo de negocio farmacéutico mute acorde a las necesidades de los clientes. Ante este panorama nacen las plataformas de delivery, bajo el concepto Quick- Commerce, que apunta a realizar entregas al instante. En nuestros días han ampliado su abanico de servicios, entrando en juego las farmacias, sobre todo a raíz de la pandemia provocada por el COVID-19, donde el #Quédateencasa se volvió una constante y muchas personas optaban por esta solución efectiva. En consecuencia, un considerable porcentaje de los medicamentos que se consumen en la nueva realidad se venden digitalmente.

Como citamos anteriormente, el sector farmacéutico está iniciando su participación en este juego. Y se aplaude. No obstante, resulta oportuno hacer un llamado a la reflexión respecto a varios puntos en cuestión. En primer lugar, es importante destacar que en los casos de compra de medicamentos a través de esta modalidad de entrega que, no pertenecen a la farmacia como tal, el consumidor desconoce a qué suplidor le compra su producto, pues la misma plataforma es quien lo decide en base a sus negociaciones y disponibilidad. En otras palabras, el consumidor no tiene poder de decisión en dicho eslabón de venta. Además, sus datos personales pasan a formar parte de la base de datos de la aplicación como tal y las farmacias pierden el contacto directo con el mismo.

Frente a esta realidad, sería ideal que este tipo de aplicaciones brinden la oportunidad al cliente de elegir la farmacia donde desea comprar sus medicamentos, lo cual brinda mayor confianza y transparencia al servicio brindado, así como lo pueden hacer con los restaurantes, por ejemplo.

En segundo lugar, si bien es cierto que estas apps traen consigo beneficios enfocados sobre todo en la rapidez de la entrega, aquí quedaría en tela de juicio aspectos relevantes como la garantía y calidad del producto. Esto a propósito de la recién advertencia hecha por la Unión de Farmacias Inc., sobre la venta de medicamentos en colmados y otros establecimientos, sin el rigor técnico ni la supervisión que tienen las farmacias, lo cual incentiva la falsificación y adulteración de medicamentos; un flagelo que penosamente tiene vigencia actualmente en algunas ciudades y zonas del país. Para el organismo, las normas de higiene y vigilancia sanitaria que rigen a los colmados, supermercados o estaciones de combustible no cumplen las previsiones que establece la Ley General de Salud 42-01 sobre las garantías sanitarias exigidas para realizar todo tipo de contratación con relación a medicamentos.

Sin embargo, lo que sí queda claro es que esta novedad es una muestra de los esfuerzos realizados para que la atención médica sea accesible para todos y todas.

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