Editorial

Fuerza protagónica

Desde sus inicios hasta la actualidad, el sector farmacéutico siempre ha jugado un papel importante en la sociedad. No obstante, antes de la pandemia provocada por el COVID-19, quizás una mínima parte de la población mundial seguía de cerca la actualidad de estas empresas. Ahora, y como consecuencia de la crisis sanitaria que nos arropa, las farmacéuticas han pasado cobrado un protagonismo fundamental en la actualidad, debido al importante papel que desempeñan en la gestión de la pandemia, concretamente en lo que respecta a la fabricación de las vacunas, que nos permitirá terminar palear sus efectos y recuperar la tan anhelada normalidad.

Desde entonces y para siempre, esta realidad ha impulsado a que las casas farmacéuticas agenden en su lista de pendientes clave, centrar su atención en el cliente, que incluye tanto al profesional sanitario como al paciente y la sociedad en general. Esto porque al tener mayor presencia en la agenda social, los ciudadanos quieren saber más sobre estas, sobre cómo los laboratorios pueden ayudarles y apoyarles.

Mientras, la lucha contra el coronavirus persiste. Recientemente el director general de la Organización Mundial de la Salud hizo público un doble mensaje dirigido a los Gobiernos y las compañías farmacéuticas con relación a las vacunas contra el COVID-19. A los primeros les ha pedido que mantengan como prioridad vacunar a las personas más vulnerables, es decir, a las personas mayores de edad, mientras que a las segundas les ha solicitado que permitan a otros fabricantes producir sus vacunas.

“Todos los Gobiernos tienen la obligación de defender a su propia gente, pero una vez que los países han vacunado a sus propios trabajadores de la salud y a las personas mayores, la mejor manera de proteger al resto de su propia población es compartir las vacunas para que otros países puedan hacer lo mismo. Esto se debe a que cuanto más tiempo se tarda en vacunar a las personas con mayor riesgo en todas partes, más oportunidades le damos al virus de mutar y evadir las vacunas”, concluyó.

Ahora nos toca esperar que las casas farmacéuticas y las autoridades gubernamentales de cada país unan esfuerzos para que las millonarias inversiones realizadas en vacunas hayan valido la pena.

Martha Estrella Haddad
Directora

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